Llevo varios días dándole vueltas a este post, y la frase que más resuena en mi cabeza es “a ver como narices explico yo esto”. Estamos ante un fular muy particular, en proceso de patente y totalmente revolucionario, que sin duda vale la pena probar una vez en la vida.
Empezemos por el principio ¿Qué es ROAR y quién está detrás de esto?
ROAR es la segunda marca de Maciej Aleksandrowicz, un artista, fotógrafo, tatuador y diseñador polaco, padre de 3 hijos, que en septiembre de 2017 sacó al mercado su primera marca de fulares Wild Slings, una marca de fulares de alta gama de la que ya os hablaremos largo y tendido. En marzo de 2018 lanza su segunda marca, ROAR, esta vez en gama media. ROAR se caracteriza por sus diseños de inspiración escandinava, todos dibujados a mano, con una calidad muy buena, por encima de otras marcas en su rango de precio. De las características de ROAR os hablaremos en otro post, cuando analicemos el modeo Gorki “normal”, pero hoy, hoy os quiero hablar del Gorki Crunch.
¿Qué es eso de Crunch?
Pues eso es lo que nos preguntamos todas cuando vimos la primera foto de esta maravilla. Crunch, al menos en España, suena a algo duro, algo que cruje. Los Crunch de ROAR (y digo los, porque aunque hoy hablamos del Gorki, que fue el primero, ahora ya hay varios patrones con esta característica) son de todo menos duros y crujientes, porque son suaves y muy agradables. Pero quien ha intentando describir la manera en la que están tejidos ha utilizado palabras como 3D, Gofre, colmena, agujeritos… a mi la que me sale es acordeón.
Mirad bien las fotos, porque si, los ojos no os engañan, el fular es 3D en toda la expresión de la palabra, y su tejido se compone de pequeñas “celdas” con bastante profundidad, en forma de cono. ¿Que como se teje eso? Eso me gustaría saber a mi. Lo único que se es que mola, mola mucho.
¿Y eso del crunch, cuando te lo pones, como es?
Pues hablando claro, este fular podría portear a un elefante. Los fulares Crunch son muy muy mullidos, al primer lavado se inflan como si les hubieran puesto levadura. Es un fular grueso, pero al mismo tiempo extremadamente ligero, se maneja con mucha facilidad.
La forma en la que está tejido hace también que sea bastante elástico, cosa que hay que tener en cuenta a la hora de tensar. Si no estás acostumbrado a fulares tan elásticos, la primera vez es algo chocante pero en seguida se pilla el truco. Esta elasticidad no es excesiva, por lo que aunque si que tiene algo de rebote, se puede portear bien a niños muy grandes (lo he probado con un niño de 4 años y 19kg). Por último, el agarre es excelente y el fular no se mueve casi nada una vez colocado.
Debido a su grosor y a lo mucho que se hincha una vez lavado, es un fular que talla corto. Con el uso se vuelve a estirar, de una forma bastante evidente de hecho, pero a la hora de elegir nuestra talla tendremos que ser un poco generosas.
Este fular es una revolución. Tocarlo y ver como está tejido es totalmente apasionante, sus cualidades a la hora de portear son excelentes, y más si tenemos en cuenta que el precio de una talla 6 es de 102€.
Si quieres probar algo diferente, no te pierdas uno de estos. Puedes conseguirlos a través de su página de Facebook y también puedes pedir más información en el grupo oficial español.