No quería dejar de hablar de este fular por varios motivos. El primero, porque aunque se que hay unos cuantos fulares de esta marca por España, es cierto que no es una de las que más se suelen mover por aquí, y creo que vale la pena conocerla. Y por otro lado, porque en la semana que lo tuve de visita, tuvimos una relación amor – odio bastante intensa.
Scandinavia Silver es un fular con 35% algodón, 35% seacell, 25% viscosa y 5% glitter, con 310 gr/m2. Un fular a priori ideal para el verano, y con muy buen soporte. Pude probarlo gracias a un viaje por Europa organizado por la marca, y fui la sexta participante en recibirlo, por lo que ya venía relativamente domado.
Viene muy bien presentado, envuelto en papel de la marca y con una tarjeta de identificación. El primer vistazo impresiona, es un fular plateado precioso, con ese color elegante, ligeramente azulado, que pega con todo, y un patrón muy original pero a la vez discreto y muy ponible. El Scandinavia es uno de los patrones más demandados de esta marca rusa.
Lo probé durante un paseo bastante largo en un museo y efectivamente, tiene un soporte brutal, pude llevar a mi hija pequeña en canguro durante horas con total y absoluta comodidad sin que el fular se me clavara o se desajustara un pelo. Otra de las características de este fular es su agarre, tiene muchísimo, no se mueve un centímetro, y aunque en dos capas hay que tener maña para ajustar bien, una vez puesto el efecto es perfecto.
La composición efectivamente es ideal para el verano, y aunque fue un día fresco como para llevar jersey, estoy segura de que podría haber seguido llevándolo en temperaturas más altas. La trama es compacta y por tanto poco delicada, genial para anudar allá donde vayas sin preocuparte demasiado por dañar el fular.
Y….si tanto soporte y agarre tiene, ¿dónde está el problema? me diréis. Pues el “problema” para mi gusto, estaba en el 5% glitter.
No os voy a mentir, no soy una gran fan de los brillos, no tanto por motivos estéticos, si no por su tacto, es muy difícil que el glitter me enamore al tacto. Ahora bien, he tenido unos cuantos fulares con glitter en la composición y nunca me había sentido tan abrumada por la cantidad como con este fular.
Generalmente soy una gran fan de la viscosa, no solo su suavidad, si no porque me encanta la caída que le da a los fulares, pero en este caso el glitter era tan dominante, que la caída de la viscosa quedaba prácticamente anulada. Si os fijáis en las fotos, los cabos del fular se notan tiesos, y eso a esas alturas del viaje en mi opinión no debería haber pasado. En general, me sentí como si el fular se hubiera caído en la marmita de la brillantina y esta te abrumara en cada paso al anudar (es cierto que una vez colocado, no molesta).
Resumiendo, el patrón me gustó, el color me enamoró, el soporte hizo las delicias de mi espalda… pero un poco menos de brillo lo hubiera agradecido. En cualquier caso, hay muchísimos fulares de esta marca con las características que os he resumido, fuerte, con mucho soporte y buen agarre, y sin la desventaja del brillo, por lo que ¡no dejéis de probarla!